El #220 es más que una elección
El domingo se vota. Finalmente se vota dirán muchos. La segunda parte de la campaña electoral de este año, se vio disminuida en su intensidad si la comparamos con la previa a las PASO. Por factores políticos y por acontecimientos que se politizaron fue perdiendo interés. Y porque a diferencia de las internas que no fueron internas, parece haber mayor tranquilidad del electorado por el voto.
El lunes 23 de octubre sabremos quién ganó y quién perdió. Aunque desde la cúpula que se encarga de monitorear la carga de datos, aseguran que los resultados para proyectar tendencias reales estarán disponibles más temprano que en agosto. En parte porque hay más controles, pero también porque hay menos fuerzas que participan de la elección. Lo que el gobierno espera es que haya mayor participación del votante, porque aumentaría sus chances de ganar.
A partir del día después de las elecciones, comienza otra carrera. Los ansiosos dirán que ya empieza la carrera a 2019. Pero en el medio se abre una agenda más que importante para el futuro de los próximos dos años del país. Reformas de todo tipo. Laboral, previsional, tributaria, fiscal y mercado de capitales, entre otras, serán el centro de los debates de todas las administraciones gubernamentales, empresariales y sindicales. Pero con un efecto directo en la ciudadanía en general.
En el Coloquio de IDEA realizado hace una semana en Mar del Plata, se dieron algunos destellos que avizoran una relación más que positiva entre las partes interesadas. El presidente Macri criticó al “círculo rojo” pero con cierta intencionalidad que todo el mundo interpretó como tenía que interpretar. Un empresariado que parece empezar a entender qué pretende el gobierno de ellos, y para lo cual comienza a dar los primeros pasos en el diálogo con el otro gran actor de esta mesa tripartita, el sindicalismo. Y precisamente el gremialismo, en algunos sectores más que en otros, fortalece las intenciones del gobierno por generar un diálogo constructivo.
Argentina no estuvo acostumbrada en los últimos años a dialogar. A hablar sin gritar. A tratar de ponerse de acuerdo en ciertos puntos para dejar atrás las diferencias y fortalecer la institución del Estado que es conformado por todos, no sólo por el gobierno. No estamos acostumbrados a escuchar en propia voz de un líder sindical, que lo que hicieron en su sector para optimizar los costos e inversiones que hace el empresariado y el esfuerzo de los trabajadores, está dando sus frutos . Más allá de una diferencia inicial, no hubo bloqueo de plantas, ni muestras de violencia. Sólo una mesa con personas alrededor con intención de dialogar.
El oficialismo, en caso que se den los resultados que se esperan tener, saldrá más que fortalecido, lo que no quiere decir arrogante. Esperemos. La mayor preocupación del Presidente de la Nación, es pecar de soberbio. Se preocupa y se ocupa primero que nadie cante victoria antes de tiempo. Y segundo que, en caso de triunfar, nadie crea que ahora todos le brindarán pleitesía a su gobierno.
Cambiemos en todo caso ganará en legitimación y se asegurará mayor confianza por parte de aquellos que tenían dudas, pero deberá iniciar una agenda de construcción institucional que Argentina necesita, entre otras cosas, para poder gestionar esas reformas que comentamos.
Bonus track II
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