DE ASUNTOS PÚBLICOS ARGENTINA

La redefinición y las metas

Las variables económicas han sido cruciales para el gobierno de Mauricio Macri durante todo el año, muchas veces condicionando sus índices de aprobación – personales y de gestión – y limitando su margen para la realización de reformas de distinto tipo.  La economía fue y sigue siendo una de las guías más importantes del proyecto del Gobierno de Cambiemos.

Mucho se habló de metas económicas durante el año, ya sea de inflación, crecimiento y déficit. Una reactivación de ciertos sectores de la economía a partir de mediados del 2017, como algunos índices industriales, la construcción, el agro y las obras públicas, sirvieron para apuntalar la gran performance del gobierno en las elecciones legislativas del 22 de octubre.  Claro está, que también ayudaron a esta consolidación la situación de desorden generalizado del peronismo, las escisiones por el lado del kirchnerismo, un sindicalismo sumamente fragmentado y el enorme capital político que traen figuras como la Gobernadora de la Provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal.

En aquel momento, el Gobierno recibió una dosis necesaria de oxígeno, político y en menor medida económico. Decimos menos medida, pues el gobierno sabía que había que cambiar el rumbo de la economía en ese entonces, y la política se lo permitió. Pero había que hacerlo cuanto antes.

El Gobierno apuró lo más posible una serie de reformas, casi encadenadas entre sí, para consolidar el rumbo económico. La reforma previsional y la reforma tributaria fueron aprobadas casi sin espacio entre sí. Se generaron rápidamente protestas y desencuentros entre los sectores políticos, pero el gobierno pudo salir de esa tormenta con daños al menos controlables.

De todas maneras, el día 28 ocurrió algo importante y fue una redefinición de las metas económicas. Claro. Se tuvo en cuenta que la meta del 17% de inflación, estuvo lejos de ser cumplida. Se “cumplió” un 24%, casi un 25%.  Por su parte la meta de inflación para el 2018 será de 15%, previamente era de 8 a 12%.

Si bien un 3% de “gap” podría no representar mucho para los valores que generalmente se manejan en el país, es posible pensar como un síntoma de sanía reconocer una sobreexigencia, de difícil cumplimiento. Además, se reafirma así la idea “gradualista” ampliamente sostenida por distintos representantes de la Administración de Cambiemos.

Por otra parte, nuevamente parece suceder, que el Presidente Macri deposita confianza en su “ala política”, concretamente, en el Jefe de Gabinete Marcos Peña.  El símbolo de Peña, expresando en la conferencia de ayer las nuevas metas económicas, por sobre el Presidente del BCRA, Federico Sturzenegger, hablaba por sí mismo.  Las medidas, en sí mismas, implican un relajamiento de la política monetaria y un desincentivo a inversiones financieras por sobre las productivas, debido a un comienzo de baja en las tasas de interés, pero sacrificando velocidad en los niveles de reducción de inflación.  Sin embargo, la otra cara de la moneda, es que se profundizará el endeudamiento, para sostener el sistema, lo cual, y se ha visto en la historia no tan lejana, puede traer inconvenientes serios. Desde el Gobierno dicen que “es sustentable”. Lo veremos.

Así encara el Gobierno el 2018, y pese a previsiones optimistas para la economía, incluyendo un crecimiento aproximado de un 3%, el Gobierno tendrá que tener variables sociales importantes, como las paritarias (que presumiblemente también sufrirán cambios) y los niveles de recortes de subsidios, para aprovechar al máximo su capital político post 22-O.