DE ASUNTOS PÚBLICOS ARGENTINA

Macri: Entre el 2019 y el déficit

Fueron semanas complicadas las últimas. Y el debate, ya cerrado, en el seno del Gobierno se dirimía entre mostrar la realidad tal cual es, ajuste incluido, o confiar en la paciencia de la sociedad. Se sabe a esta altura, que el 2019 ya está en la cabeza de muchos dirigentes de todo el arco político.

¿Por qué hablamos de un debate cerrado? Porque según se observó, la fragilidad estructural del planteo económico del equipo de Gobierno probó últimamente, que si no se le hacen retoques, el déficit podría convertirse en algo inmanejable. Aun habiendo reducido la meta a un 2.7% del PBI.

El crédito externo no es infinito y nadie lo sabe mejor que el equipo económico. La otra cara de la moneda es cómo llegará la sociedad hasta el 2019. El gobierno tuvo ya el logro de reducir un 5% la pobreza, llevando el número a un 25%.

Sin embargo, como hemos analizado oportunamente, hay límites estructurales a la reducción de la pobreza. Una variable muy importante en esto ha sido el gran crecimiento en la obra pública, pero lo que hay que notar ahora, en este nuevo escenario, es que según se anunció, se recortarán 30.000 millones de dólares destinados a esto. Veremos si el número logrado puede mantenerse.

Algunos análisis han circulado respecto a la finalidad del tan mencionado crédito Stand By. Podría ocurrir, que la razón última de este empréstito sea un reaseguro frente a esta situación de fragilidad de la economía de cara a la elección. Un reaseguro con un interés del 4%, que habrá que pagar.

Mientras tanto, el Presidente reconoce que necesita, más que nunca, del consenso. De los gobernadores e incluso de mandatarios municipales para asegurar una gobernabilidad, desde siempre, compleja.

Lo que sigue llamando la atención es la falta de un alter-ego al Gobierno. Si bien son tiempos del auge de “lo líquido”, según el politólogo italiano Giovanni Sartori,  en los que una parte importante de las sociedades ya tuvo suficiente de la política; y pese a la existencia de rumores de reuniones, guiños y esos gestos a los que el establishment político argentino nos ha acostumbrado, la realidad se impone. No hay organización en la oposición aún y es un hecho.

De todas maneras, la ausencia de un oponente no garantiza el éxito. Hay diferencias dentro de Cambiemos e incluso con sus aliados Radicales o de la Coalición civíca (siendo el caso de las tarifas uno de los ejemplos más claros).

En este caso y por estos días notamos que cada apoyo que Cambiemos pueda tener, cuenta. Pero cada apoyo, cuesta. Veremos entonces si el Gobierno tiene todos los recursos y habilidad para asegurarse.