DE ASUNTOS PÚBLICOS ARGENTINA

El Sindicalismo fortalece a Macri

La semana pasada decíamos que Mauricio Macri había aprobado un par de materias claves en su carrera universitaria de Presidente. Para muchos, con el absolutismo, que nos caracteriza a los argentinos, empieza a ser más que en un buen organizador de equipo y un muy buen gestor; comienza a ser un Presidente con todas las letras.

Esta semana, siguiendo esa analogía universitaria, podríamos decir que aprobó sindicalismo, una materia muy compleja. Quizás con economía de las más enmarañadas que tiene Argentina. Ante la marcha organizada por la CGT, el Presidente decidió sacar de sus puestos a dos funcionarios con llegada directa al gremialismo nacional.  Ezequiel Sabor, el virtual Viceministro de la cartera de trabajo y al Superintendente de Salud, Luis Scervino, hombre de confianza de José Luis Lingieri, o Mr. Cloro según Carlos Pagni.

Una vez confirmada la marcha de la semana pasada, el propio Presidente pidió una lectura más profunda del conflicto e identificó a los responsables de las negociaciones con la actual cúpula cegetista. Si bien la misma presentó fracturas, ya que no todo el sindicalismo argentino acudió a la movilización, Macri tenía muy en claro que una movida de tal magnitud luego de una elección que demostró el apoyo al oficialismo, carecía de fundamentos (al menos lógicos para él). Por lo tanto, algún error propio hubo.

El gremialismo por su parte, vive horas, días y semanas de alta tensión puertas adentro. Con una conducción tripartita a punto de romperse nuevamente, se ve amenazada por dos sectores con alto nivel de adhesión y por momentos, con un alto nivel de radicalización también. Los sectores de izquierda que copan cada vez más plantas ubicadas en los parques y/o cordones industriales, así como también los sectores ligados a las organizaciones sociales parecen querer ocupar una silla dentro del espacio de los trabajadores a pesar de no estar formalizados en el mercado laboral.

Sabiendo esto, el gobierno se encargó de “marcarles la cancha”, como se denomina en la jerga. Ante una marcha que lo único que hizo fue generar malestar social en el transeúnte porteño, que sufrió las consecuencias del caos vehicular, y que si bien tenía argumentos según los organizadores, carecía de una lógica contextual y quizás fue una jugada mucho más para el sindicalismo puertas adentro que para afuera.

De todas formas Macri no dudó, y sacó de su gabinete a los dos funcionarios antes mencionados. En ambos casos, de estrecha relación con los líderes gremiales, inclusive con dos referentes que parecen tener más pasado que futuro.  Uno de los despedidos, incluso afirmó “son dos tipos con los que se puede hablar y están mirando más allá de lo que muchos creen”. Nos referimos a Hugo Moyano, proclamado por ciertos sectores para que vuelva a conducir la CGT, y de Luis Barrionuevo.

Pero la decisión de Macri, fue también un mensaje al poder interno (desprestigiado en la actualidad) del peronismo. El sindicalismo históricamente fue la base del justicialismo. En momentos donde el partido fundado por Perón carece de una conducción legitimada, parte del gremialismo se escindía para darle una base sólida de poder. En el mismo momento, pero por otro canal, los gobernadores del PJ (inclusive los “perdedores” de esta últimas PASO), aclaraban de forma diseminada que la conducción del partido sigue sin cabeza y que la ex Presidente (quien aparentemente ganaría la provincia de Buenos Aires por escaso margen) ya eligió otro rumbo y es parte del pasado.

Mientras tanto, a Macri se le presentan nuevos desafíos. Primero reafirmar los resultados de las PASO en octubre. En las 11 provincias donde triunfó Cambiemos y/o socios, se ratificaron los resultados, aunque resta saber los de la Provincia de Buenos Aires la semana que viene. Luego, tratar de articular un plan de gestión efectivo, con su correspondiente comunicación, para demostrar que el apoyo de la ciudadanía no fue en vano, a pesar que tenga que volver a ajustar en algunos sectores, tal como acaba de anunciar el Ministro de Energía respecto a las tarifas eléctricas y de gas.

Finalmente, otro objetivo es comenzar a trabajar para 2019 mostrando pinceladas de previsibilidad y de continuidad en el poder. No obstante, el mayor desafío que tiene la actual gestión en general, pero Macri en particular, es ser lo suficientemente inteligente para impulsar una oposición sólida y confiable, que permita plantear los temas claves para el futuro desarrollo del país. El Presidente lo tiene en el horizonte, a pesar que algunos funcionarios oficialistas no quieran “compartir” la foto, sólo está esperando el momento ideal.