DE ASUNTOS PÚBLICOS ARGENTINA

La política interna y externa de «Cambiemos»

El gobierno apuesta a la polarización para dirimir la contienda “Cristina” – “Mauricio”. En paralelo, se profundiza la diplomacia presidencial y los inversores especulan con los resultados de los comicios para apostar por el país.

Cambiemos en general, pero el PRO en particular transitan por estas horas dos frentes, uno externo y otro interno. Por un lado el derrotero internacional que tendrá a Macri en las primeras planas de los diarios más importantes del mundo a partir de sus visitas en menos de un mes a tres grandes potencias como son Estados Unidos, Japón y China; y por el otro el armado de las listas para afrontar su primera elección importante desde que son poder nacional.

Con respecto al primer punto, la diplomacia presidencial que está llevando adelante el propio Presidente de la Nación comienza a cosechar sus primeros frutos. No es casual que nuestro país sea sede de grandes eventos en los próximos meses: reunión de la OMC 2017 en noviembre, Cumbre Mundial del G20 en 2018 y Juegos Olímpicos de la Juventud también el próximo año (gestión de Macri cuando era Alcalde de la Ciudad de Buenos Aires) entre otros. Reconstruir la presencia de Argentina en el mundo es casi una obsesión de este gobierno.

La particularidad de esta estrategia es que las perspectivas positivas son mucho más evidentes afuera que adentro del país. Las cálidas y diplomáticas recepciones que tuvo Mauricio Macri en sus recientes visitas, y viceversa, son una muestra de ello. Pero además de hablar sobre el clima de negocios, Argentina necesita ciertos avales para poder ser considerado por ejemplo país emergente, ingresar en la OCDE y mejorar el tipo de tasas al momento de tomar créditos internacionales entre otros aspectos.

Por eso entre sus líneas discursivas se aferra a la idea de “el cambio vino para quedarse” y deja la responsabilidad de continuar por la misma senda en el voto ciudadano. Entre líneas se puede interpretar que “…si la gente vota por Cambiemos, el kirchnerismo no vuelve más”. Claro está, que para ello hay que ganar la elección. Si es por mucha o poca diferencia, será otra discusión. Y para eso comienza a dar muestras de la estrategia electoral bajo la polarización que puede profundizar la denominada “grieta” pero que al mismo tiempo puede resultar muy efectiva.

A partir de este escenario Cambiemos comenzó a diagrama su mapa político bajo una propia dicotomía. Apostar por lo nuevo realmente o especular con el armado de la oposición, y poner candidatos que garanticen un triunfo. No le sobran figuras, y muchos de los potenciales candidatos están gestionando actualmente lo que significaría desprenderse de equipos para formar otros.

La Diputada Elisa Carrió, que si bien no es propia del PRO es miembro fundadora de Cambiemos, ya optó por ser candidata en la Ciudad. Optó es una forma de decir, porque se vio obligada a tomar esa decisión ya que la Gobernadora de la provincia, María Eugenia Vidal, no la consideraba fundamental para dicha misión.

Precisamente Vidal, junto a Marcos Peña (Jefe de Gabinete) y Horacio R. Larreta (Jefe de Gobierno porteño) son como dijimos la semana pasada una de las mesas más importantes que tiene Macri. Entre los tres aglutinan cada vez más poder e influencia, eso condiciona el poder de decisión de otro de los grandes pilares de Cambiemos: Emilio Monzó. La tensión entre el Presidente de la Cámara de Diputados y el tridente antes mencionado, pero sobre todo con Vidal (principal activo político del gobierno y “dueña” del 40% del padrón electoral que significa la provincia que tiene a cargo) es tal que en algunos pasillos de la Casa Rosada se escuchó decir que había “pedido la cabeza” de alguno de los dirigentes de máxima confianza de Monzó. El Ministerio del Interior, a cargo de Rogelio Frigerio, tiene a varios de ellos.

Lo cierto es que es casi un hecho que Esteban Bullrich, Ministro de Educación (100% PRO), estará en las listas de octubre para Senador. De todas maneras Cambiemos esperará hasta el último momento especulando con lo que pueda hacer la oposición, principalmente el kirchnerismo. La base de poder de este espacio, La Cámpora, no quiere ir a PASO a diferencia de Florencio Randazzo (ex Ministro de CFK), otro que casi con seguridad dirá presente en las boletas. Si la ex Presidente es candidata es una incógnita todavía. Las dudas por las negativas se basan en que ya demostró que puede hacerle frente y desafiar a la justicia sin tener fueros, que no se arriesgará a perder su caudal político (a pesar de quedarse con un recuerdo) en una elección que en términos de perspectivas de triunfo no está asegurada y que en caso que lo fuese, y triunfase para qué lo haría. Ser Presidente de nuevo en 2019 no es una opción, y para mantenerse como una figura de peso en la política local, no necesita un cargo necesariamente.

Mientras el también Diputado Nacional Sergio Massa decide si se presenta o no (debe dejar la banca este año), el gobierno lo deja de lado en la discusión electoral. La polarización produce un efecto inmediato en su posicionamiento, y lo obliga a plantearse la duda si le conviene presentarse y no perder visibilidad o dejar lugar a otros, reservarse para 2019 y negociar con parte del peronismo que también quiere ser renovador.

Por lo tanto lo que Macri “produce” afuera, como lo que decida “adentro” es igual de importante. El Primer Mandatario necesita mostrar tranquilidad en los mercados internacionales. El mercado de fondos de inversión es tal vez quien más confianza le tenga al país en el largo plazo. Pero al cotidianeidad, a muchos, no le permite ser tan optimista aún. Por eso los resultados de las elecciones de este año, pasan a ser tan determinantes a pesar que una derrota no signifique dejar el poder en 2019.