DE ASUNTOS PÚBLICOS ARGENTINA

Las elecciones fueron más que una PASO

Venimos comentando en las últimas semanas del raid pseudo académico que viene realizando el Presidente Mauricio Macri dejando en claro, por momentos más firmemente que otros, que ya no es sólo un buen gestor y un líder de equipo. Es un Jefe, en todo sentido. Un Jefe con J mayúscula, porque además se muestra cada vez más como un Jefe de Estado más allá de las facultades que le otorga su condición de Presidente de la Nación.

En esa línea, un alto funcionario del gabinete nacional ante un grupo reducido de ejecutivos de empresas comentó que el ex Alcalde porteño, con los resultados de las PASO, ya está pensando en 2019. Pero no de una manera arrogante, ni subestimando las elecciones generales de octubre. Sino que empieza a percibir que lo que se planteaba como una posibilidad, de a poco empieza a concretarse. Y nos referimos a la chance concreta de ser nuevamente candidato en las próximas elecciones presidenciales porque ve un mandato de 8 años, no sólo de 4.

Como a los argentinos nos encanta adelantarnos a las cosas antes que sucedan (“…es imposible que Macri gane la Presidencia”, elección 2015. Simple recuerdo), ya el Presidente entiende que tiene que empezar a trabajar en la conformación de la línea política que lo acompañaría en el próximo mandato. Pero no nos quedemos con este simple análisis. Vayamos un poco más allá. Cuando Macri dice que está pensando en los próximos años, está pensando inclusive con qué gobernadores quiere, o tendrá, que gobernar. Y no sólo se refiere a los oficialistas, que hoy son 5 pero en 2019 podrán ser un par más. Sino también a los opositores.

De ese grupo opositor, gran parte de ellos, está atravesando sus primeros años de gestión y tienen la característica de que son jóvenes y forman parte de la nueva clase dirigente. Con menos pruritos quizás y con mayor vocación de diálogo. Salvando los casos de Juan Schiaretti en Córdoba, de Mario das Neves en Chubut, de Jorge Verna en La Pampa (los tres ya habían sido gobernadores antes), de Alicia Kirchner en Santa Cruz, de Alberto Weretilneck en Río Negro y de los eternos Gildo Isfrán en Formosa y Alberto/Adolfo Rodríguez Saá en San Luis, el resto tienen más/menos 50 años.

Por lo tanto cuando Macri dice eso, está diciendo por ejemplo cómo tiene que trabajar con Sergio Uñac, gobernador de San Juan, que muy posiblemente será renovado en su cargo (más viendo los resultados de la última elección). Pero por su parte, estos mismos gobernadores juegan sus propias cartas. Días después de las PASO, mientras aún no se conocía el resultado final en la provincia de Buenos (que arrojó a CFK por encima de Esteban Bullrich por escasos 20.000 votos), los gobernadores intentaron marcar sus diferencias con la ex Jefa de Estado.

Saben que necesitan despegarse de su imagen, ya ni siquiera del partido, además porque ella sola se fue. Allí tienen un punto en común con el Presidente Macri. Ambos se necesitan en parte para elevar la discusión, y en parte porque Cambiemos, pero sobre todo el ex Presidente de Boca, necesita una oposición hecha y derecha. El Congreso seguirá siendo una caja de resonancia política donde las negociaciones para aprobar leyes, o no, estarán a la orden del día. Y los gobernadores ahí cumplirán un rol más que determinante.

Mientras el propio Presidente empieza a diagramar ese futuro descansando en María E. Vidal la responsabilidad política de la provincia de Buenos Aires, los gobernadores opositores (incluidos los perdedores) barajan y dan de nuevo. La semana próxima tienen previsto reunirse como lo hicieron antes de las PASO, aunque en ese momento les salió el tiro por la culata. Schiaretti dirigió la reunión, pero luego Cambiemos le dio una paliza electoral en su provincia, que lo obliga ahora a re pensar su estrategia. De los gobernadores peronistas, el que mejor salió parado, como dijimos, fue el salteño, Juan M. Urtubey. A Urtubey además lo condiciona otra circunstancia, que es que ya no puede ser reelecto en su provincia y por ende no le quedan muchas alternativas que ser candidato si quiere mantenerse vivo políticamente.

Además estos gobernadores intentan sumar a algunos que no son originalmente peronistas, como los gobernadores de Santa Fe, Río Negro y Neuquén, para hacer más volumen. A pesar de ello les falta una figura en la provincia de Buenos Aires, una provincia que históricamente ordenaba al peronismo, porque en los últimos 30 años estaba bajo su conducción hasta que apareció Vidal y les arrebató todo, inclusive cada vez más intendencias.

La apuesta más obvia, en este momento, debería ser Florencio Randazzo porque se distanció de CFK y se quedó con el sello del PJ. Pero según los últimos movimientos, y algunas fotos, sería Sergio Massa. Aunque no debemos descartar que el tigrense, en ese afán de mantenerse con vida electoral luego de los 15 puntos obtenidos en las PASO, pueda estar haciendo de las suyas y tratando de entrar por la ventana en una foto que hasta el momento no lo incluía. Aún más si es cierto lo que empiezan a arrojar algunas encuestadoras (tomarlo con pinzas) que hoy estaría tocando pisos de 10 puntos. ¿A dónde fueron esos 5 puntos de diferencia?, a Cambiemos en su gran mayoría.

Pero en caso de darse esa foto, de todos estos gobernadores del PJ, más sus pares de otras provincia, más Sergio Massa, de alguna manera estarían indicando lo mismo que comentó CFK en su alocución (más fiel a su tradicional estilo) de esta semana: “2 de 3 argentinos votaron por la oposición…la oposición tiene que estar unida”. Cada uno que lo interprete como quiera o pueda.

Pero Massa, no juega sólo con los primeros mandatarios provinciales. Tiene nombres que fueron de su confianza en las filas del oficialismo. Los más conocidos, aunque cada vez más amarillos, son Adrián Pérez y Ricardo Delgado en el Ministerio del Interior. Otros no tanto, como el Director de la CNV, Carlos  Hourbeigt, mano derecha de Roberto Lavagna durante muchos años. Esto demuestra que Massa juega, como buen peronista, varios partidos en simultáneo, como lo harán muchos intendentes del conurbano en octubre.

Si el todavía diputado nacional acepta la invitación al agape justicialista, ¿cómo reaccionará Randazzo con sus compañeros? Y ¿Margarita Stolbizer tolerará que Massa comparta una mesa con Isfrán o Manzur por ejemplo? Todas preguntas que tendrán respuesta si esto se hace realidad. Mientras tanto, Macri mira todo desde más arriba y sonríe. Todo lo que pasa abajo, en gran parte es producto de su accionar.